XXVIII Carta al destino. Albacete, 28 mayo, 2018
Estimado Sr Eddie,
¡Buenas noches sean dadas!
A PuntO de LLegar a la media nOche, me he decidido a escribirle para contarle unas cuantas cosas, o quizás contármelas a mi mismo, sea como fuere, es usted quién decide el porvenir.
Rozando ya mi vigésimo cuarto aniversario de nacimiento, hago balance una vez más del camino recorrido, pero en especial del último año.
La vida continúa pasando como la arena que cae del reloj, grano a grano, segundo a segundo, sin permitirnos un respiro. Me gusta mirar al pasado riéndome hasta de mi mismo, dándole gracias por el simple hecho de haberlo vivido; al futuro le pido bienaventuranzas Sr Eddie, y al presente... Que venga, que siga, que continúe de mi mano, porque me voy a beber cada tic tac del reloj.
Los 23 pasan añejos, casi ya podría afirmar que afímeros, ¿Dónde están?
Me siento un suertudo de la vida que me está regalando Sr Eddie; Mi familia, los de carne y los de alas blancas; mis amigos que me soportan cuando ni yo ni siquiera me soporto.
He llegado a lo que hace años era para mi la cumbre de la sabiduría, ya soy diseñador gráfico y ¿Sabe una cosa? Eso no me lo ha dado ni regalado nadie, he sido yo sólo con mi par de... narices el que lo ha conseguido.
Espero un año venidero, pero como todo en esta vida, no se puede tener el cielo de rosa.
Que venga lo que tenga que venir, que aquí estaré esperando, y si no es de una forma será de otra, déje a los míos cerca, con ellos, la vida es súper bonita.
Querido Señor Eddie, gracias por dejarme ver 12 Lunas llenas, por este bonito viaje alrededor del Sol; Por ver salir las flores de mayo y jugar con la nieve de enero. Por bailar en la feria y llorar en el teatro. Por los millones de abrazos que me han regalado y las sonrisas que me han robado. Por ver salir 365 veces el sol, y asombrarme con sus 365 veces en el crepúsculo de la noche. Por correr bajo la lluvia y nadar en el mar mientras nos mira el Sol. Gracias, por el bello regalo de la vida.
Señor Eddie, me despido de usted por ahora, y de los 23 para siempre mientras saboreo un pedazo de chocolate. Ha sido todo un orgullo dejarme sorprender por el destino un año más. Espero que pase buena noche, y de la mano de alguna estrella fugaz, le envío estas humildes palabras, para que de una forma u otra se las hagan llegar a la puerta de su morada.
¡Buenas noches sean dadas!
A PuntO de LLegar a la media nOche, me he decidido a escribirle para contarle unas cuantas cosas, o quizás contármelas a mi mismo, sea como fuere, es usted quién decide el porvenir.
Rozando ya mi vigésimo cuarto aniversario de nacimiento, hago balance una vez más del camino recorrido, pero en especial del último año.
La vida continúa pasando como la arena que cae del reloj, grano a grano, segundo a segundo, sin permitirnos un respiro. Me gusta mirar al pasado riéndome hasta de mi mismo, dándole gracias por el simple hecho de haberlo vivido; al futuro le pido bienaventuranzas Sr Eddie, y al presente... Que venga, que siga, que continúe de mi mano, porque me voy a beber cada tic tac del reloj.
Los 23 pasan añejos, casi ya podría afirmar que afímeros, ¿Dónde están?
Me siento un suertudo de la vida que me está regalando Sr Eddie; Mi familia, los de carne y los de alas blancas; mis amigos que me soportan cuando ni yo ni siquiera me soporto.
He llegado a lo que hace años era para mi la cumbre de la sabiduría, ya soy diseñador gráfico y ¿Sabe una cosa? Eso no me lo ha dado ni regalado nadie, he sido yo sólo con mi par de... narices el que lo ha conseguido.
Espero un año venidero, pero como todo en esta vida, no se puede tener el cielo de rosa.
Que venga lo que tenga que venir, que aquí estaré esperando, y si no es de una forma será de otra, déje a los míos cerca, con ellos, la vida es súper bonita.
Querido Señor Eddie, gracias por dejarme ver 12 Lunas llenas, por este bonito viaje alrededor del Sol; Por ver salir las flores de mayo y jugar con la nieve de enero. Por bailar en la feria y llorar en el teatro. Por los millones de abrazos que me han regalado y las sonrisas que me han robado. Por ver salir 365 veces el sol, y asombrarme con sus 365 veces en el crepúsculo de la noche. Por correr bajo la lluvia y nadar en el mar mientras nos mira el Sol. Gracias, por el bello regalo de la vida.
Señor Eddie, me despido de usted por ahora, y de los 23 para siempre mientras saboreo un pedazo de chocolate. Ha sido todo un orgullo dejarme sorprender por el destino un año más. Espero que pase buena noche, y de la mano de alguna estrella fugaz, le envío estas humildes palabras, para que de una forma u otra se las hagan llegar a la puerta de su morada.
¡Buenas noches!
Mis más cordiales saludos,
Mis más cordiales saludos,
Manuel Candel
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