XXXII Carta al destino. Albacete, 2 de septiembre, 2018

Estimado Señor Eddie,

¡Buenas noches! Menudo aguacero de final de verano acaba de caer.
Apenas hace unas horas que le escribí, y necesitaba hablarle de nuevo... como le decía, parece que ya han llegado esos momentos mejores de los que le hablaba la última vez.

Ayer, a eso de las 16:00, llegó como una bocanada de aire fresco, la más pequeña ahora de la familia, Elena. Debe ser que existen los ángeles Sr Eddie, porque algo tan bonito, no se ve todos los días.

Ya sabe que yo soy muy familiar, las comidas de los domingos en casa reúnen a mas de 25 personas, alrededor de tres tableros de conglomerado, 6 caballetes, y un papel blanco que hace de mantel, un finísimo mantel bordado del cariño de los míos. Sé que no somos una familia perfecta, pero es mi familia, los que me vieron nacer, quienes me han curado los rasguños de la infancia, y han reído y soportado mis chistes malos.

Hoy, el clan de los Candel, nos hemos reunido entorno a la habitación 106 del hospital general, y allí estaba ella, junto a la ventana, iluminada por los rayos de luz que escapaban de las nubes, y rodeada por el amor de sus padres y familia, que embobados decíamos en bucle: "Que guapa, y que mata de pelo tiene"-.

Y en efecto, es preciosa. Sin dudar, la he tomado en brazos en cuando se me ha brindado la ocasión, y no se puede imaginar Sr Eddie, lo feliz que he sido en ese momento, que paz. Es como su fuese una fina gota de cristal, como si su alma pura, calmara la de todos los que allí estábamos, con nuestras almas más contaminadas por la vida.

Para mis adentros en ese momento, he pedido al destino, a usted, que le haga feliz toda su vida, que viva siempre en su mejor momento, y que no derroche ni siquiera un segundo en aquello que le apene o entristezca. Seguro que será una niña alegre y muy cariñosa, y si en algún momento tropezara, aquí estaremos los suyos para ayudarla a levantar como hicieron conmigo.

Marcho a la cama Sr Eddie, ha sido un día muy bonito que seguro recordaré siempre. Esta noche, envío mis palabras de la mano de algún discípulo de Hestia (Diosa del hogar), para que de una forma u otra, se las hagan llevar a la puerta de su morada. ¡Buenas noches!

Mis más cordiales saludos,

Manuel Candel

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