XXXI Carta al destino. Albacete, 10 de enero de 2021
Estimado Sr Eddie,
¡Buenas noches! ¿Qué tal está? Sin apenas darnos cuenta, ya
van 10 días de este gélido 2021, segunda década del segundo milenio.
Digo gélido, y no me faltan motivos pues en la calle debemos estar por debajo de los 0 grados. Hace 3 días pasaba “Filomena” de visita por gran parte de la península, cubriendo de blanco campos, laderas, montañas y núcleos urbanos. No recuerdo vez nevar tantos días seguidos en mi vida, 4 para ser exactos, bien dicen que no pasaba nada igual desde 1904.
¿Qué mejor manera habría de empezar el año? La nieve ha caído en forma de esperanza, no solo cubriendo calles, parques y tejados de un blanco puro, si no dando una tregua a la tristeza y la incertidumbre que rodea nuestras vidas después de muchos meses sin parar de hablar del COVID. Ahora, por unos días, las calles vuelven a tener a niños y mayores jugando a bolazo limpio, y los más rezagados miran desde la ventana con la sonrisa de nuevo en la cara…
Es como si de una nueva página se tratara, como si la naturaleza nos permitiera escribir una nueva historia en un folio de blanco inmaculado. Después de esto, los manantiales rebosaran de vida, y el verde de la primavera se abrirá paso sin apenas avisar entre el Sol y la Luna.
Hace algún tiempo, mencionaba yo entre amigos lo mucho que me gustaba el invierno y los días de frío y nieve, en ese momento hubo quién me contó una moraleja: "los días de nieve gustan, dependiendo del lado de la ventana en el que nos situemos. Un niño con recursos, recordará toda su vida la nieve como un momento divertido y alegre, mientras que otro niño sin estos recursos mínimos, la recordará siempre con el frío calando sus huesos y la nariz helada..." Razón no le faltaba a la moraleja, y que poco valoramos muchas veces las pequeñas cosas de la vida.
Quiero pensar Sr Eddie, que con los próximos deshielos quedará una sociedad mejor, más humana. Que donde la árida tierra reinaba y el blanco ha ocultado bajo su manto, el suelo se volverá fértil y dará flor y fruto.
Para ello, todos debemos empezar nuestro cambio personal, nuestros propósitos. Yo he decidido de una vez por todas cuidarme algo más físicamente, aunque debo confesarle que las agujetas me molestan hasta en la goma de los calcetines. Los pequeños cambios a largo plazo son grandes progresos, y entre todos es posible soñar y lograr una sociedad mejor.
"Mucha gente pequeña,
en muchos lugares pequeños,
haciendo cosas pequeñas...
pueden cambiar el mundo"
Marcho a la cama Sr Eddie, espero poder escribirle pronto de nuevo contándole mis progresos y las aventuras que el 2021 nos vaya brindando, mientras esperamos que las llanuras manchegas comiencen a deshelarse y corran audaces las aguas hacia el Júcar. Le envío estas humildes palabras de manos de Cronos y Kairos, dioses del tiempo cronológico y meteorológico, para que de una forma u otra se las hagan llevar ala puerta de su morada.
Mis más cordiales saludos,
Manuel Candel
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