XXIX Carta al destino. Albacete, 19 junio, 2018

Estimado Señor Eddie,

Por primera vez en 6 años, me dispongo a escribirle con papel y boli, aún siendo consciente de que más tarde me tocará pasarlo a digital, y eso me supone un reto personal, pues como ya sabe soy bastante perezoso, y no me suele gustar trabajar doblemente. 
De echo, ni siquiera me gusta tomar apuntes a mano para luego pasarlos a ordenador, pero debo reconocer que tiene su encanto bailar con la misara sobre el cuerpo de la "S" o perderse en el cuerpo de la esbelta y elegante "H".

Esto de escribirle a mano, no se debe a otra cosa, más que a un inesperado regalo de cumpleaños, tan inesperado como agradable, pues a sido con este fin, escribirle a usted.

Es cierto que así no controlo con exactitud si me excedo en la carta, pero tendré de esta manera la posibilidad de escribirle más a menudo, en cualquier momento, en cualquier lugar.

Como usted ya sabe, ahora mismo me encuentro en tierras de nadie, pues una vez acabados los periodos como estudiante, me planteo, ¿Y ahora qué?
Sea lo que fuere, lo tendré que recibir tal y como llegue, no me queda otra, aunque reconozco abiertamente que sueño casi a diario con montar mi propio estudio de diseño, y crear así  mi propia empresa. Es esa ilusión de hacer algo tuyo realidad, y no esperar que alguien venga a casa a ofrecerme trabajo, si no de ser yo quien pueda dar trabajo a los demás.

Me gustaría en esta ocasión, presentarle cuales han sido mis momentos filosóficos del hoy. Como ya sabe, siempre he despertado cierto interés por el mundo animal. Hoy recién levantado, me he asomado al alféizar de la ventana donde permanecían los 6 gusanos de seca que compré semanas atrás, y desde hace 8 días sus 6 capullos de seda correspondientes, hasta hoy.

No le diré que sea una alada y esbélta mariposa la que me ha recibido con espectación, más bien es regordeta y alicorta cual botijo. Sin duda, es una mariposa manchega. Pero aquí está, esperando a que el resto de sus compañeras revienten la crisálida y se desperecen para ver de nuevo el mundo desde esa caja roja de zapatos. ¡Qué maravilla!

Resulta asombroso como el instinto es únicamente quién les guían en este proceso de metamorfosis: gusanos que se deslizan por la húmeda hoja de morera, esa forma de tejer sin patrones, y de esa sabiduría de escondersen en sus propias "casas"  tras la persecución de la muerte del gusano, para nacer de nuevo como mariposas. 
Renovarse o morir.

No somos conscientes de la belleza que nos rodea a diario: de los besos mudos, de las caricias recién levantados, de los orgasmos al compás de un "te quiero"... el Sol, las golondrinas, las curiosas nubes, las flores del jardín que se anticipan a su estación... ¡Diablos, que serendipico!

Bueno señor Eddie, con esta excedo las 4 carillas de esta libreta formato A5, me pregunto de qué sentimientos llenaremos juntos todo lo que nos queda por venir en ella.

Marcho a la cama, yo y mi manchega mariposa nos despedimos aquí, con la expectación de saber si alguna otra, nacerá al salir el Sol por las orillas del Júcar a su paso por ALbacete.

Le deseo que pase buen anoche y que de una forma u otra, sean las mágicas crisálidas las que le lleven estas humildes palabras a la puerta de su morada. ¡Buenas noches!

Mis mas cordiales saludos,

Manuel Candel

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